Cabrera
(2006) (como se cita en Morí, 2009), refiere que las concepciones en torno a la
responsabilidad social han pasado desde un compromiso exclusivamente económico
(beneficio máximo alcanzado por la oferta de bienes y servicios), hasta la
visión donde se asume una responsabilidad frente a la sociedad, (que supone una
ampliación de los objetivos empresariales a componentes sociales). Esta idea de
redefinir las relaciones entre las empresas y la sociedad en la era de la
globalización tiene que ver con los nuevos desafíos socio-políticos y económicos
a los que se enfrenta tanto la empresa como la sociedad.
En
el 2004, Schwald (como se cita en Morí, 2009), conceptualiza la responsabilidad
social como una filosofía de los actos; ser socialmente responsable es “ser
consciente del daño que nuestros actos pueden ocasionar a cualquier individuo o
grupo social”, a ello añade: “la responsabilidad empresarial
(RSE) es una extensión de la responsabilidad social individual que tiene todo
ciudadano hacia su entorno físico y social lo que se denomina ciudadanía
corporativa”
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